Día Internacional de las Mujeres Rurales

María Ascensión Clusa, alcaldesa de Fonz

Hace 15 años se celebró por primera vez el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Desde entonces hemos avanzado mucho: quienes vivimos aquí (yo lo hago por elección propia: soy de Fonz, mi localidad de nacimiento y por su desarrollo trabajo a diario) y también el resto de la sociedad. La imagen del habitante de un pequeño municipio ha cambiado, nos hemos esforzado mucho para que así sea. Hoy somos alcaldesas, informáticas, abogadas, artistas, psicólogas, diseñadoras gráficas, hosteleras, ganaderas o educadoras sociales por poner algunos ejemplos. Muchas tenemos familias, otras han decidido vivir solas. Y algunas han venido de otros lugares, aunque la mayoría somos de aquí. Pero todas tenemos algo en común: el orgullo por vivir en el pueblo.

Como decía, hemos avanzado mucho, sí, pero lamentablemente algo no ha cambiado: y es que, pese a esa cualificación, con o sin familia y sin importar nuestro lugar de origen, las mujeres rurales seguimos sufriendo una desigualdad que es necesario atajar: hablo principalmente de desigualdad laboral y también de servicios, aunque hay otros muchos ejemplos. Y el mayor de todos los problemas: somos más vulnerables ante la violencia de género, silenciada y en ocasiones ocultada.

FADEMUR da cuenta de esta vulnerabilidad en su ‘Observatorio de violencia de género en el medio rural’: de las más de 50 víctimas este 2023, 17 han sido asesinadas en pueblos de menos de 20.000 habitantes.

¿Y qué hace ante esto el nuevo Gobierno de Aragón? Tijeretazo a unos ya de por sí reducidos recursos de atención en el medio rural. No solo intentan borrar este término sustituyéndolo por la palabra “intrafamiliar”, sino que la presidenta del parlamento aragonés niega esta lacra y se niegan a dotar con recursos económicos suficientes los servicios de apoyo y ayuda a las víctimas. Aragón es la tercera comunidad con mayor número de mujeres víctimas de violencia de género. Nos están matando, pero el PP mira hacia otro lado para contentar a Vox.

Leíamos hace unos días la cancelación por parte del Departamento de Educación del Gobierno de Aragó, por motivos ideológicos, de unos talleres sobre violencia de género dirigidos a adolescentes, que se impartían anualmente entre alumnado de los institutos. Es un grave retroceso en la formación en igualdad que, a la vista de los datos, lamentablemente no podemos permitirnos.

Esta involución discursiva nos sitúa en un momento crucial. Un reto que precisa de líderes políticos a la altura, que vean en la igualdad la única manera de seguir progresando como sociedad. Igualdad entre mujeres y hombres, pero también igualdad entre medio rural y urbano.

Porque como mujer rural, tengo el mismo derecho que quienes viven en un municipio más grande a contar con servicios públicos de calidad, educación y sanidad sin recortes por el mero hecho de que somos menos, a un apoyo ante situaciones de vulnerabilidad, conciliación, formación o ayuda si decido denunciar cualquier situación.

Debemos seguir fomentando la participación de las mujeres en la vida pública y en la toma de decisiones, el empoderamiento sociopolítico. Las mujeres somos una pieza clave en la lucha contra la despoblación.

Las mujeres del medio rural, si nos atenemos a las cifras, somos más en esta provincia. Y la unidad que surge de este Día Internacional de las Mujeres Rurales no es una excepción de un día. Fademur, la federación que agrupa a este colectivo, es una buena muestra de que es posible; también las asociaciones de mujeres de los pequeños municipios, que consiguen con esfuerzo y tesón mantener la actividad social y cultural en sus pueblos; como también es un buen ejemplo el hecho de que cada vez más mujeres demos el paso de trabajar, ya sin escondernos, por nuestros territorios.

Sigamos alzando la voz por nuestros derechos como mujeres rurales, denunciemos las discriminaciones. Y miremos al futuro con la confianza de saber que esta es una lucha de todas y todos, que juntos lograremos esa igualdad, reflejo de una sociedad moderna, avanzada y equitativa que pronto dejará de ser un sueño para convertirse en realidad.